si, paresco viva, pero hace años estoy muerta, comparto mis dias paseando entre los seres vivos de la ciudad, y los entes flotantes del lugar al que ahora pertenesco...mi panteón es nuestra colonia, mi tumba es mi casa, me gusta el cementerio...es hermoso y pacifico, nunca conocí una paz igual estando viva...apenas recuerdo lo que era estar viva, sentir calor y frío, padecer dolores fisicos o enfermedades, y las penas que me orillaron al suicidio...tuve una pasión en vida...logicamente fué un hombre, por él derrame lagrimas hasta que mis ojos se secaron, y corté mis venas hasta marchitarlas de sangre en un oscuro templo...vivir sin tenerlo fué demasiado para mi espiritu, que en vida fué en extremo sensible...sencillamente no lo pude soportar, al menos muerta puedo acercarmele en silencio...muy cerca, a veces justo a un lado suyo, cuando duerme, trabaja ó maneja...sé que mi muerte le pesa, sé que he marcado su vida...ese fué mi deseo antes de matarme, pues la muerte definitiva es el olvido...ahora estoy segura de que cada día de lo que resta de su vida: pensará en mi...y estoy tranquila, pues cuando le llegué su hora estaré presente, a su lado, para recibirlo y cobijarlo, cuando la santa muerte, nuestra señora bendita: me lo devuelva...pero es tarde y debo volver a mi cripta...hoy hay reunión de muertos jovenes y no puedo faltar, mañana será otro día, 24 horas de vida humana, 10 minutos en el tiempo de los muertos...
-Adriana Dammiel Mora-
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myrna ceballos. -